Por
Denisse Espinoza
Entrevista

La artista mapuche fue invitada este año a la 60° edición del evento más importante del arte mundial con la obra que la insertó en la escena chilena: “You will never be a weye”, una videoperformance realizada a sus 24 años donde reflexiona sobre la posibilidad de ser homosexual dentro de la cultura patriarcal y mapuche, exponiendo parte de su biografía.

 

Un golpe a la cátedra está dando este año la artista Seba Calfuqueo Aliste (Santiago, 1991). En sólo una década, construyó un sólido cuerpo de obra, con diversas capas de lectura y en múltiples soportes, que la hicieron llegar este 2024, con sólo 32 años, a dos de los eventos más destacados del arte internacional: la Bienal de Arte de Venecia, donde exhibirá hasta noviembre, y a la Bienal de Whitney en EE.UU, que cerró sus puertas en septiembre. A través de medios como el video, la performance, la cerámica y la pintura, la artista ha explorado en temáticas que la han impactado directamente durante su vida, como la discriminación social, la identidad de género y la reivindicación de su origen indígena.

Algo de eso está exhibiendo en la 60° edición de la Bienal de Arte de Venecia, donde fue invitada a participar del Núcleo Contemporáneo, específicamente en el proyecto Archivo de la Desobediencia del curador italiano Marco Scotini, quien desde 2005 está construyendo un archivo de video centrado en las relaciones entre prácticas artísticas y activismo.

Seba Calfuqueo está presente en la sección titulada Desobediencia de género, nada menos que con su obra fundacional: You will never be a weye, performance realizada en 2013 cuando aún estaba en la Escuela de Artes de la U. de Chile, pero exhibida recién en 2015 gracias a la curadora Mariairis Flores, quien la alentó a mostrarla. En el video se ve a un joven vistiéndose de machi, la autoridad espiritual del pueblo mapuche, y exaltando su carácter weye, concepto usado para describir a aquellos sujetos que no se adecuaban al binarismo de género y que podían transitar tanto en lo femenino como en lo masculino. El video es protagonizado por la propia Calfuqueo, mucho antes de que se despojara de su identidad masculina, como una premonición de lo que sería su propia transición.

You will never be a weye. Seba Calfuqueo
Registro Alejandra Caro Rivera

En tanto, en la Bienal de Whitney, la artista exhibió hasta septiembre una de sus performances mas recientes Tray Tray Ko (2022) que se centra en la idea del “trayenko” (cascada de agua) dentro de la cosmovisión mapuche, donde los cuerpos de agua son espacios vitales, espirituales y sagrados. En el video se ve a Calfuqueo cargando un manto azul eléctrico -color vital mapuche- por un bosque hasta finalmente ingresar a un río y su cascada. La fluidez de la identidad del cuerpo y su forma, así como el contacto con lo natural, son ideas centrales de la obra.

Durante junio, Calfuqueo participó, además, en Art Basel, una de las más prestigiosas y antiguas feria de arte contemporáneo del mundo, donde una vez al día, durante 8 días, presentó su performance Ko ta mapungey ka (Agua también es territorio), de 2020, en que la artista carga bidones y piezas esmaltadas de azul cobalto sobre un gran lienzo donde recorre las toponimias del agua en el mapudungun (Foyeko, Kallfüko, Kürruko, Renayko, entre otros), y escribe frases como “Mapu kishu angkükelay, kakelu angkümmapukey” (la tierra no se seca sola, otros la secan). Y a fines de ese mes estuvo también en el Macba de Barcelona, con su performance Cuerpos en resistencia (2020), donde el pelo de la artista es protagónico para hablar sobre la colonización y las prácticas normalizadas de exterminio, que se daban en esa época, de la identidades no heterosexuales.

Frente a esta abultada agenda internacional, Calfuqueo tiene pocos proyectos de exposiciones en Chile. Este año, expuso durante marzo en el Palacio Pereira, una serie de pinturas azules, bajo el título Pacificación y fue protagonista de uno de los capítulos de la serie Mi lugar en el mundo de TVN, donde contó parte de su historia artística y de transición de género. Recién en julio de 2025, tendrá una exposición individual en la sala principal de la galería Patricia Ready, ubicada en Espoz, Vitacura.

Cuerpos en resistencia. Seba Calfuqueo
Invocaciones II MACBA, Barcelona, Registro Dani Cantó

Por ahora, continúa su periplo terminando el año con varias exposiciones internacionales. “En diciembre estaré en Art Basel Miami y en la Feria NADA, a la que voy con mi galerista Patricia Ready. Tendré, además, un par de exposiciones en el IFA de Berlín y una muestra en el Museo de Arte Moderno de Medellín, de arte indígena”, adelanta. “No tengo más ofrecimientos de exposiciones para el próximo en Chile. Tendré una exposición individual grande en Bogotá y una retrospectiva en Berna, Suiza, pero en Chile, nada, no está siendo mi lugar yo creo”.

¿Cómo te tomas este año intenso de grandes invitaciones internacionales y cómo sientes que impacta en tu entorno artístico acá en Chile?

Para mí ha sido un año super extraño. No pensaba llegar a la Bienal de Venecia con apenas 32 años, no estaba en mis expectativas y también siento que eso rompe un poco este relato de los artistas en Chile, que son como artistas que tienen que llegar a una edad muy avanzada para ser reconocidos, para tener un lugar en la escena y siento que me estoy un poco saltando eso. Es medio problemático para alguna gente que se me invite a mí porque tampoco vengo de los círculos del poder en el mundo del arte, en Chile particularmente me ha dado toda la sensación, ahora que he tenido la oportunidad de ir más afuera, de lo cerrado que es el circuito chileno, de lo clasista que es, de lo endogámico que es y de las pocas oportunidades que tienen los artistas para trabajar desde Chile.

Además, hay un mérito extra porque a Venecia fuiste invitada por un curador extranjero y no como parte del envío chileno, que es como la mayoría de los artistas locales llegan a ese lugar, y lo hiciste con tu primera obra, que es un reconocimiento a tu trabajo desde el origen. ¿Qué te parece eso?

Bueno, lo segundo ha sido eso, posicionar una obra que en el circuito chileno al comienzo no fue reconocida, no fue aceptada por todo el mundo, fue una obra que provocó harta tensión, porque también trabajaba temas que eran incómodos. Hablar sobre la homosexualidad o las otras identidades sexuales dentro del mundo mapuche, para las personas más conservadoras eso ya era demasiado, y siento que llegar a Venecia con esa obra para mí tiene un sentido y una validación de mi propia voz. De tratar de insistir a pesar de que de repente las condiciones no estaban dadas, de insistir en mostrar estos videos porque para mi tenían un sentido y una lógica.

Una de las críticas que más se me hacían por ese video era lo técnico, me preguntaban que por qué no lo volvía a grabar, por qué no lo volvía a hacer, para que te quede lindo, para que sea estético. Y resulta que ese video es una performance que yo grabé en ese momento de mi vida, que no se puede grabar en otro, que si hubiese sido ficcionado yo creo que no sería lo mismo, entonces siento que sobre todo lo de Venecia responde un poco a eso, a validar lo que he venido haciendo por un poco más de 10 años de producción de obra. Siento que también estoy insertándome en un circuito en el que otros artistas que viven y trabajan en Chile no tienen la oportunidad, porque quienes tienen esos lugares son artistas que viven fuera hace 40 años y tienen todas las redes de contacto, pero que hablan de Chile como si estuvieran allí.

Y claro yo estaba en la exposición central, no en el pabellón de Chile. Ya tener 32 años y postular al pabellón de Chile es inmediatamente un no, o sea, yo misma no me pongo en esos lugares. Estoy en la Bienal de Venecia, porque tuve una invitación del curador, no porque haya pasado por el proceso de selección del Estado.

Cuerpos en resistencia. Seba Calfuqueo
Invocaciones II MACBA, Barcelona, Registro Dani Cantó

Y tu obra está junta con la de Pedro Lemebel, que también se dedicó a la performance y que me imagino debe ser un referente para ti.

Es bien bonito eso, porque yo estudié en el Barros Borgoño donde también estudió Lemebel, entonces para mi es súper importante y muy significativo estar con Pedro en Venecia. Además, tengo una relación muy estrecha con Sergio Parra, que también fue muy cercano a Lemebel. Él ha sido uno de mis grandes mentores en el mundo del arte, y para mi es super importante y significativa esa relación en ese espacio que es como la parte política también de la Bienal, que es de videoarte y es el lugar donde se exhiben los temas sociales, políticos, de género, racismo... Hay una obra sobre Palestina, entonces hay toda una movilización en ese apartado.

Al mismo tiempo que estuviste en Venecia, que es el lugar como más consagrado y antiguo del arte, también estuviste exponiendo en la Bienal de Whitney y con una de tus últimas performances, que lo revela como un lugar más contemporáneo. ¿Cómo se dio esa invitación?

Ahí me invitó directamente la curadora que es Chrissie Iles. Ella vio una obra mía en Londres, estuvo en una performance y desde ahí me invitó a trabajar con esa obra en especial. Fue super raro porque un día me llegó su correo y listo. Para lo de Venecia también me llegó directamente un correo de invitación para mostrar esa obra en particular. Siento que ya no tengo tanto la necesidad de estar postulando a eventos, porque ya hay un movimiento orgánico de mi obra, los curadores la reconocen y la ven. Tiene que ver mucho con los vínculos y quien apuesta por mi trabajo. Por ejemplo, en la Bienal de São Paulo, el curador Jacopo Crivelli me apoyó un montón, y siento que eso me ayudó a llegar a Venecia. En São Paulo también, al curador Paulo Miyada le gustó mi obra e ingresó tres de mis videos al Centro de Arte Pompidou, y después de eso la Tate Gallery compró dos de mis videos, ahora el Whitney Museum compró otro de mis videos, entonces también ahora de a poco y con ayuda de esas personas estoy ingresando a la grandes colecciones.

Y ¿cómo es exhibir en las grandes ligas?

Mostrar mi obra en un espacio profesional es super especial. En Chile las posibilidades de los medios coartan la forma en cómo se exhiben las obras. O sea, por ejemplo, tú vas a un museo y el museo no tiene proyector, entonces tienes que correr y conseguirte tú un proyector, y de paso también la tele de 32”, porque el museo tiene cinco teles y las tiene todas ocupadas. Entonces, tienes siempre que solucionarlo todo. Es un contexto muy precario, ni pensar en que te paguen, eso menos, no hay opción. Ahora estoy en un espacio donde mi obra está en una sala sola, con un sonido envolvente, pintada del color que yo quería, con unos proyectores alucinantes que hacen que la obra se vea como nunca la había visto antes en mi vida. Es fuerte ver mi propia obra en otra escala de economías, porque tiene que ver con eso. Que se pueda exhibir bien una obra como uno quiere, depende de la cantidad de dinero que tengas y de las posibilidades de conseguir ese dinero y obviamente esas instituciones en EEUU las tienen. O sea, la entrada a un museo vale 30 dólares, es un nivel y una escala muy grande y la cantidad de gente que lo visita es impresionante. A diario tiene como tres mil visitas, que es un montón, es un nivel de visibilidad que yo podría tener en una exposición completa en todo Chile, pero acá es en un solo día, entonces es muy loca la escala, la diferencia, los niveles de producción y el trato también.

¿Te tienta, bajo todas estas condiciones, irte de Chile para vivir en un contexto más internacional?

No, a mí una de las cosas que más me importa es estar en Chile. Siento que mi obra no tendría sentido en otro lugar, con las cosas que trabajo, los lugares que visito. Es una obra muy anclada al acá, perdería fuerza, porque siento que lo que estoy haciendo es algo super mío. Todos los artistas se van, deciden tomar las oportunidades grandes y yo he decidido lo otro, para mí ha sido más importante quedarme. Y la verdad es que no me siento bien tampoco, he tomado muchas residencias, estoy a veces viajando mucho tiempo y como que no puedo durar mucho afuera, algo me pasa. Es lindo por un rato, pero ya después quieres volver a tu lugar, a tu casa, a tu espacio y con tu gente.

***

En paralelo a su trabajo como creadora, Calfuqueo también cofundó y codirige un espacio expositivo en plena Plaza de Armas. Espacio 218 está ubicado en un departamento del emblemático Portal Fernández Concha, allí junto al equipo formado por la investigadora de arte contemporáneo Mariairis Flores, el antropólogo y gestor Jose Pablo Guzmán y la artista visual Kira Piriz, realizan convocatorias a residencias y a exposiciones centradas en los vínculos con la comunidad local.

Además, Calfuqueo participa en el colectivo mapuche Rangiñtulewfü que produce la revista Yene, sobre arte, pensamiento y escrituras del Wallmapu.

¿Por qué es importante para ti tener estas facetas en paralelo, la de curadora y gestora?

Es por la misma experiencia que he tenido como artista en Chile. Junto a Mariairis hemos creado este espacio porque queremos facilitar los nexos, contactos y plataformas que tenemos para otros, porque sabemos que es desigual, porque si entra otra persona al sistema del arte, probablemente va a ser alguien de este grupo endogámico, que se conocen del colegio, del prekinder y es super fuerte. Creo que la única forma de cambiarlo estructuralmente no es yéndome fuera a hacerme famosa y vivir en Nueva York, sino estar desde Chile trabajando y un poco aterrizada.  

Los artistas viven muy encerrados en sí mismos, y en su propia práctica, y eso los hace ser muy narcisistas en muchos sentidos. Conozco a muchos artistas que son así, y que no tienen otro tema que no sea su propia obra. Muchas veces trabajan temas políticos, comunitarios, pero no tienen ninguna bajada en la práctica. Para mi era importante armar un proyecto que estuviera en el centro de Santiago, donde no están las galerías, en un edificio al que todo el mundo le teme, porque es un lugar considerado “malo”.

Desde allí queremos proponer nuevas voces, dejar de establecer lo que es el arte chileno. A lo que más me he enfrentado yo al estar afuera es al fantasma del arte chileno que es la dictadura. Hay un fantasma muy grande que tiene que ver con todos estos artistas exitosos que son como los grandes hits afuera y que sus obras hablan sobre la dictadura y eso ha limitado mucho los relatos sobre Chile afuera. Solo se conoce la dictadura y las acciones en torno a la dictadura, pero todos los demás artistas que nacimos en la posdictadura no tenemos oportunidad. Ahí hay un problema porque los curadores y los que tienen poder en el circuito del arte eligen siempre a los mismos, y se empieza a mover así: es Alfredo Jaar o Cecilia Vicuña y se acaba. Lo que me está pasando a mi es algo muy particular, no le pasa a otra gente de mi edad, y que lo mío sea una particularidad no es bueno.

En tu caso, ¿tuviste algún apoyo de otro artista de la escena?

Cuando estudiaba si fueron importantes ciertos profesores. Las profesoras mujeres, Cecilia Flores, de cerámica o la Nury González. Francisco Brugnoli fue la primera persona que me instó a hacer performance, fue el primero en decirme que lo que yo traía, lo que yo era, era importante de mostrar. Otros profesores, en cambio, me decían que para qué iba a hablar de lo mapuche “si lo mapuche fue, ya no existían”, ese nivel de violencia. Y hasta hoy es así. Te empieza a ir bien y viene toda la gente a tirarte mierda, se vive acá un ambiente super hostil y endogámico, todos pelean con todos, pero al mismo tiempo son todos super falsos.

Ahora que tengo un nivel de visibilidad y de redes grandes, puedo invitar a los curadores que trabajan conmigo al Espacio 218 y allí les muestro el proyecto, nuestra cartera de artistas, entonces ya a algunos los van a invitar a cosas importantes. Para mi es vital hacer las cosas de otra manera a cómo las he vivido yo y ser capaz de compartir las redes de trabajo.

Escrito por

Denisse Espinoza

Periodista egresada de la Universidad de Santiago de Chile. Trabajó durante una década en la sección Cultura de La Tercera, donde cubrió temas de artes visuales, arquitectura y fotografía. Fue periodista de la revista Palabra Pública. Hoy es jefa de contenidos de Fundación Teatro a Mil.

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